domingo, 3 de noviembre de 2013

VAN GOGH

Este genial pintor holandés nacido en 1853 llevó una vida bohemia y en muchas ocasiones solitaria, producto de su desequilibrada personalidad. Su mal carácter, reconocido por él mismo en las cartas a su hermano Theo, y sus episodios sicóticos no pueden eclipsar un personalísimo estilo pictórico mal entendido en su época (de hecho solo consta que vendiera una pintura en vida, “la viña roja”), otra de las causas de su huraño comportamiento.
El único amigo que consta que le aguantara fue el también pintor Gauguin, curiosamente quien le arrancara la oreja en una disputa producto de una de las numerosas borracheras que ambos protagonizaban en sus reuniones (este hecho ha sido demostrado hace poco, desmontando la teoría establecida de que fue él mismo quien se la cortara).
Sus continuas depresiones le hacen alejarse de su vida en París, instalándose a las afueras, en la pensión Ravoux de Auvers-sur-Oise, donde en dos meses pintó más de setenta cuadros apoyado en los cuidados del doctor Gachet (a quien retrató).

La información que se manejó desde un principio afirma que el 27 de julio de 1890 tras terminar “Cuervos sobre el trigal” y mientras paseaba por el campo algo se le cruzó en la cabeza y se disparó un tiro en el vientre que no llegó al corazón como quería. De hecho regresó a la pensión y se refugió en su habitación, donde se acostó dado su estado. Su casero, alertado de la situación, avisó a los gendarmes, que interrogaron al pintor sobre el asunto y confesó que él se había disparado, y a los doctores Mazery y Gachet.
La observación de la herida la refiere el hijo de Gachet: formaba un pequeño círculo rojo muy oscuro del que rezumaba un fino hilo de sangre. El disparo atravesó posiblemente la zona tras los pulmones y la bala se alojó cerca de la columna vertebral, sin afectar al corazón ni ningún órgano vital. No  presentaba síntomas graves, como sofocación o shock apreciable, así que decidieron esperar acontecimientos dada la imposibilidad de extraer la bala.

Una nueva versión estima que fue el disparo que le realizó uno de los dos hermanos Secretan, que solían vagar en sus vacaciones por esos lares disfrazados de vaqueros y disparando con un revólver, el que hirió de muerte a Vincent, hecho que el propio René Secretan confirmó en una entrevista en los años 60 pero que nunca desveló Van Gogh. Si fue un disparo intencionado o accidental solo lo podían saber ellos tres. ¿Pudo tratarse pues de un disparo accidental que Van Gogh no quiso denunciar dada la juventud de los hermanos, a quienes conocía de sus paseos por el campo? Es muy probable.
Dos días después fallece a consecuencia de la herida, que al parecer no afectó órganos vitales pero que le causó una hemorragia mortal.

A su entierro acudieron todos sus amigos artistas de París y su hermano, que corrió con los gastos como siempre, avisados por telegrama  para la ocasión.  Previamente a su traslado el ataúd cerrado (a causa de su hedor) se expuso en un salón de la pensión rodeado de sus últimos lienzos. Se colocó el féretro sobre caballetes para introducir el cadáver, y después sobre el billar del salón. Van Gogh fue amortajado con una sábana blanca y el salón convertido en una capilla ardiente donde colocaron su caballete, su silla, sus pinceles y su paleta. Los amigos parisinos aportaron docenas de flores amarillas, sobre todo dalias y girasoles, sus favoritas.
La comitiva, formada por gente de la localidad y sobre todo artistas como Pissarro o Lauzet partió hacia el  recién construido cementerio del pueblo a las tres de la tarde, subiendo una colina a las afueras. Fue el doctor Gachet quien dijo unas palabras de recuerdo sobre el difunto antes de ser bajado a la sepultura, tras lo cual todos se dispersaron.


Imágenes de la tumba de Van Gogh en Auvers sur Oise

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