sábado, 23 de noviembre de 2013


RICARDO CORAZÓN DE LEÓN

Ricardo I de Inglaterra, nacido en Oxford en 1157, reinó entre 1189 y 1199 tras suceder a su hermano Enrique III (se cree que provocando su muerte tras conseguir ser nombrado heredero).
Pasó la mayor parte de su reinado fuera del país, unas veces controlando sus posesiones en Francia y en otra ocasión formando parte de la tercera cruzada, de la que tras regresar quedó un periodo prisionero del duque de Austria Leopoldo V.

El mito ha creado la figura de un rey justo y benefactor, alejado de una realidad en que tanto él como su estirpe lucharon entre ellos y contra la poderosa nobleza por sus ansias de poder. De hecho en su ausencia su hermano Juan quiso arrebatarle el trono, cosa que no consiguió de inmediato, pero a su regreso Ricardo le perdonó y proclamó heredero.

 En marzo de 1199 Ricardo estaba en Lemosín (Francia) sofocando una revuelta de Vidomar, vizconde de Limoges, su súbdito en tierras continentales, cuando en una de sus rondas de observación alrededor del castillo de Chalus-Chabrol un ballestero disparó hiriéndolo en el hombro izquierdo cerca del cuello. Sin darle más importancia en su tienda rompió la madera de la flecha con sus manos, era una herida mas de las que había sufrido en sus batallas. Pero como no pudo sacarse la flecha por sí solo llamaron a un cirujano que removió de mala manera destrozándole la zona alrededor del brazo. Esta nefasta maniobra y la poca observancia de descanso o higiene en la herida le fue provocando una infección que devino en gangrena. La infección se extendió de tal modo que el 6 de abril tras legar sus territorios a su hermano Juan y sus joyas a su sobrino Otón, dado que no tuvo descendencia, moría.
Como dato diré que el ballestero, llamado Gordon, fue descuartizado vivo una vez se conquistó el castillo. Al parecer el rey lo perdonó, pero uno de sus lugartenientes, Mercadier, lo apresó y mandó ejecutar.

Su cerebro, sangre y entrañas fueron enterrados en la abadía de Charroux de Poitou (donde estuvo la reliquia del prepucio de Jesús), hoy en ruinas, su corazón en Ruán, Normandía, y el resto de su cuerpo a los pies de su padre en la abadía de Fontevrault de Anjou.

No es de extrañar su entierro en sus posesiones francesas, dado que su dinastía, los Plantagenet, es originaria de Anjou.

Tumba de Ricardo I en Anjou

Detalle de la tumba de Ruan, donde está su corazón.

Ruan


domingo, 3 de noviembre de 2013

VAN GOGH

Este genial pintor holandés nacido en 1853 llevó una vida bohemia y en muchas ocasiones solitaria, producto de su desequilibrada personalidad. Su mal carácter, reconocido por él mismo en las cartas a su hermano Theo, y sus episodios sicóticos no pueden eclipsar un personalísimo estilo pictórico mal entendido en su época (de hecho solo consta que vendiera una pintura en vida, “la viña roja”), otra de las causas de su huraño comportamiento.
El único amigo que consta que le aguantara fue el también pintor Gauguin, curiosamente quien le arrancara la oreja en una disputa producto de una de las numerosas borracheras que ambos protagonizaban en sus reuniones (este hecho ha sido demostrado hace poco, desmontando la teoría establecida de que fue él mismo quien se la cortara).
Sus continuas depresiones le hacen alejarse de su vida en París, instalándose a las afueras, en la pensión Ravoux de Auvers-sur-Oise, donde en dos meses pintó más de setenta cuadros apoyado en los cuidados del doctor Gachet (a quien retrató).

La información que se manejó desde un principio afirma que el 27 de julio de 1890 tras terminar “Cuervos sobre el trigal” y mientras paseaba por el campo algo se le cruzó en la cabeza y se disparó un tiro en el vientre que no llegó al corazón como quería. De hecho regresó a la pensión y se refugió en su habitación, donde se acostó dado su estado. Su casero, alertado de la situación, avisó a los gendarmes, que interrogaron al pintor sobre el asunto y confesó que él se había disparado, y a los doctores Mazery y Gachet.
La observación de la herida la refiere el hijo de Gachet: formaba un pequeño círculo rojo muy oscuro del que rezumaba un fino hilo de sangre. El disparo atravesó posiblemente la zona tras los pulmones y la bala se alojó cerca de la columna vertebral, sin afectar al corazón ni ningún órgano vital. No  presentaba síntomas graves, como sofocación o shock apreciable, así que decidieron esperar acontecimientos dada la imposibilidad de extraer la bala.

Una nueva versión estima que fue el disparo que le realizó uno de los dos hermanos Secretan, que solían vagar en sus vacaciones por esos lares disfrazados de vaqueros y disparando con un revólver, el que hirió de muerte a Vincent, hecho que el propio René Secretan confirmó en una entrevista en los años 60 pero que nunca desveló Van Gogh. Si fue un disparo intencionado o accidental solo lo podían saber ellos tres. ¿Pudo tratarse pues de un disparo accidental que Van Gogh no quiso denunciar dada la juventud de los hermanos, a quienes conocía de sus paseos por el campo? Es muy probable.
Dos días después fallece a consecuencia de la herida, que al parecer no afectó órganos vitales pero que le causó una hemorragia mortal.

A su entierro acudieron todos sus amigos artistas de París y su hermano, que corrió con los gastos como siempre, avisados por telegrama  para la ocasión.  Previamente a su traslado el ataúd cerrado (a causa de su hedor) se expuso en un salón de la pensión rodeado de sus últimos lienzos. Se colocó el féretro sobre caballetes para introducir el cadáver, y después sobre el billar del salón. Van Gogh fue amortajado con una sábana blanca y el salón convertido en una capilla ardiente donde colocaron su caballete, su silla, sus pinceles y su paleta. Los amigos parisinos aportaron docenas de flores amarillas, sobre todo dalias y girasoles, sus favoritas.
La comitiva, formada por gente de la localidad y sobre todo artistas como Pissarro o Lauzet partió hacia el  recién construido cementerio del pueblo a las tres de la tarde, subiendo una colina a las afueras. Fue el doctor Gachet quien dijo unas palabras de recuerdo sobre el difunto antes de ser bajado a la sepultura, tras lo cual todos se dispersaron.


Imágenes de la tumba de Van Gogh en Auvers sur Oise